Nueve de la mañana, ocho de agosto, un cielo grisáceo y el ambiente cargado de humedad presagiando lluvia. Se oyen unos truenos y las gotas de agua empiezan a caer, acompañándolas una suave brisa del oeste, en veinte minutos termina el ligero chubasco, dejando en el ambiente un agradable olor a tierra mojada, y una mínima bajada de la temperatura. Se agradece la leve sensación de frescor…El labriego, tras la llovizna reflexiona que de acuerdo con sus conocimientos e intuiciones, para el próximo año durante la primera quincena del mes de marzo habrá lluvia, pero no fuerte, sino mansa que empapara la tierra poco a poco…
Nos llegó agosto, con sus inesperadas lluvias y los impredecibles cambios de tiempo, siendo conocido por nuestros ancestros estos primeros días del mes, después de las tronadas veraniegas, como las cabañuelas, según nos dice el Diccionario Popular de Cartagena y su comarca es el cálculo que se hace del tiempo observando las variaciones atmosféricas ocurridas en el mes de agosto. El Diccionario de Autoridades de 1726, dice […]es la vana observación que hacen algunos de los doce primeros días del mes, infiriendo de cada uno de ellos por su orden el tiempo que hará en los doce meses del año[…].
Las cabañuelas son una costumbre y creencia del pueblo llano, teniéndolo como forma de predicción meteorológica a largo plazo, especialmente para el pronostico de las lluvias, y saber de esta manera en que tiempo era mejor adelantar o atrasar la siembra de las cosechas, simbolizando una ayuda a la hora de sembrar, de trillar, de todas las labores del campo, y poder obtener mejores cosechas o productos.
Desde pequeño me fascinó esta forma de vaticinar el tiempo con tanta anticipación, y más aún: ¿cómo lo interpretaban?. Pasados los años, lugareños del Campo de Cartagena me informaron que la observación minuciosa de los vientos, las nubes y los astros al amanecer y atardecer, preferentemente en el mes de agosto, ayudaban a predecir el tiempo del año siguiente, pese a ser desacreditado por muchos este medio de predicción, considerándolo una superstición.
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1 comentario:
Todo un clásico, sí.
Saludos y abrazos desde el mediterraneo ;)
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