Llegamos aquí tras la pista de unas sombras
que creímos ver como nuestro destino;
nos vamos de aquí ahora
sintiendo
que sí, en efecto,
durante muchos años logramos
pudimos ser,
esas sombras anheladas que por tanto tiempo
ocuparon nuestra mente y nuestros impulsos de ser.
Fuimos las sombras cruzando por los pasillos;
Fuimos las sombras en búsqueda de luz.
Ya no nos faltan ojos para poder verlas.
Ni nos sobran instantes para jugar
a imaginarlas.
Sabemos que después de estos años,
después de tanta luz perdida del Sol,
las hemos visitado
y por gracia fortuna,
conocido desde su interior.
Y sí… en efecto:
son sombras, así
llanamente sombras;
y sombras todavía
a su imagen de siempre van a ser.
a su imagen de siempre van a ser.
Las sombras nos han visitado
y nosotros nos hemos dejado visitar por ellas.
Esta es nuestra experiencia
y esta es nuestra pequeña historia por compartir.
Continuemos sí
que el camino aún no termina,
y salgamos al
exterior para dejar espacio
a los nuevos ojos que ya se aproximan…
y que avante en su dilatación de pupila
todavía se mantienen abiertos,
anestesiados,
como venados al filo del bosque
en busca de la fina estela de sombras
que hizo un trazo y partió la noche en dos.
Sebastián Botija
Octubre 2015
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