La Humanidad no conoce la naturaleza
Masanobu Fukuoka (1978:15)
¿Por qué es imposible conocer
la naturaleza?.
Lo que se concibe como naturaleza es solamente
la idea de la naturaleza surgiendo de la mente de cada uno de nosotros.
Aquellos que ven la verdadera naturaleza son los niños. La ven sin pensar
directa y claramente. Incluso cuando se conocen los nombres de las plantas no
se ve la naturaleza en su forma verdadera.
Un objeto visto aisladamente de
la totalidad no es una cosa real. Cuando especialistas en varias materias se
reúnen y observan un tallo de arroz, el especialista en fitopatología sólo ve
los daños causados por los insectos, y el especialista en nutrición vegetal solamente
ve el vigor de la planta. Esto es inevitable tal y como están las cosas ahora.
Como ejemplo, le dije al profesor del centro de investigaciones de Kochi cuando
estaba investigando la relación entre las cicadelas de arroz y las arañas en
mis campos: “Profesor, ya que está investigando sobre las arañas, solamente
está interesado en uno de los muchos depredadores naturales de las cicadelas.
Este año aparecieron arañas en grandes
cantidades pero el año pasado fueron sapos.Antes de esto fueron las ranas
las que predominaron. Hay innumerables variaciones”.
Es imposible para la
investigación especializada comprender la función de un sólo depredador en un
cierto momento dentro de la complejidad de las relaciones entre los insectos.
Hay estaciones en las que la población de las cicadelas es baja porque hay
muchas arañas. Hay veces que llueve mucho y las ranas ocasionan la desaparición
de las arañas, o veces en que llueve muy poco y no aparecen ni cicadelas ni
ranas. Los métodos de control de insectos que ignoran las relaciones entre los
mismos insectos son verdaderamente inútiles. La investigación entre arañas y
cicadelas debe también considerar la relación entre ranas y arañas. Cuando las
cosas han alcanzado este punto hará falta un experto en ranas.
También tendrán que unirse al
grupo de expertos en arañas y cicadelas otro en arroz, y otro experto en
utilización de agua. Más aún, hay cuatro
o cinco clases diferentes de arañas en estos campos. Recuerdo algunos años
cuando alguien vino corriendo a casa temprano por la mañana para preguntarme si
había cubierto mis campos con una red de seda o algo parecido. No podía
imaginarme de lo que estaba hablando, así que apresuradamente salí de casa a
ver lo que pasaba. Habíamos acabado de cosechar el arroz y, durante la noche,
el rastrojo y las hierbas bajas habían sido completamente cubiertos con telas
de araña como si fuese con seda. Ondeando y centelleando bajo la neblina
matinal, constituían una magnífica visión. Lo maravilloso de esto es que cuando
ocurre, solamente una vez cada muchos años, dura nada más que un día o dos. Si
observas atentamente, ves que hay varias arañas en cada pulgada cuadrada. Hay
tantas en el campo que casi no hay espacio entre ellas. ¡En 10 áreas cuántos
miles, cuántos millones deben haber! Cuando vas a ver el campo dos o tres días
más tarde, se observa que filamentos de telarañas de varias yardas de longitud
se han roto y están ondeando en el viento con cinco o seis arañas adheridas a
cada uno de ellos. Es como cuando las semillas vellosas del diente de león son
transportadas por el viento.
Las jóvenes arañas se adhieren a los filamentos y
son enviadas navegando hacia el cielo. El espectáculo es un asombroso drama
natural.Viendo esto entiendes que los poetas y artistas tendrán que unirse al
grupo.
Cuando se esparcen productos químicos sobre el campo todo esto se
destruye en un instante. Yo una vez pensé que no había nada malo en esparcir
ceniza de madera en los campos. El resultado fue consternante. Dos o tres días
más tarde el campo estaba completamente desprovisto de arañas. Las cenizas
habían causado la desintegración de los filamentos de las telarañas. ¿Cuántos
miles de arañas perecieron víctimas de un simple puñado de esta aparentemente
inocua ceniza? Aplicar un insecticida no es simplemente cuestión de eliminar a
las cicadelas junto con sus depredadores naturales. También se afecta a otros
muchos dramas esenciales de la naturaleza. El fenómeno de éstos grandes
enjambres de arañas, que aparecen en los campos de arroz durante el otoño y que
como artistas escapistas desaparecen en una noche, no se comprende todavía.
Nadie sabe de dónde vienen, cómo sobreviven el invierno, o a dónde van cuando
desaparecen.
Así que la utilización de productos químicos no es únicamente una
cuestión que deban resolver los entomólogos. Filósofos, religiosos, artistas
poetas deben también ayudar a decidir si es permisible o no el uso de productos
químicos en la agricultura y cuáles pueden ser las consecuencias incluso de la
utilización de abonos orgánicos. Nosotros cosechamos cerca de 5.800 Kg. de
arroz y 5.800 Kg. de cereal de invierno por hectárea en estos campos. Si la
cosecha alcanza los 7.800 Kg./ha como ocurre algunas veces, puede que no sea
posible encontrar una cosecha mejor en todo el país. Dado que la tecnología
avanzada no ha tenido nada que ver con el cultivo de este grano esto se
presenta como una contradicción ante las presunciones de la ciencia moderna.
Cualquiera que viniera y viese estos campos y aceptase su testimonio, sentiría
profundas dudas sobre la pregunta de si los hombres conocen o no a la
naturaleza, y de si la naturaleza puede o no ser conocida dentro de los
confines del entendimiento humano. La ironía es que la ciencia ha servido
solamente para mostrar cuán pequeño es el conocimiento humano.
Masanobu Fukuoka
La Revolución de una brizna de paja.
Texto completo disponible en:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario