El pasado viernes 24 de Agosto fue nuestro regreso a clases con la primera clase de Permacultura dada a Preescolar y a los niños de Maternal.
Haciendo una reflexión de lo que fue el curso del año 2011-2012 nos dimos cuenta de que fue mucho de experimentación y también de improvisación sobre la marcha. Nunca antes habíamos dado clases para niños de una escuela y entonces, sobre todo los primeros meses, tuvimos que ir entendiendo las dínamicas de aprendizaje y de flujo de cada grupo. Por todo esto, sentimos que la temática de las clases fue bastante diversa y que nos hizo falta una planeación previa para elaborar un programa que las relacionara más entre ellas siguiendo un eje temático más acorde a la lógica que vemos plasmada en los libros introductorios de Permacultura.
Pero nos sentimos muy contentos de habernos lanzado el clavado, de haberle perdido el miedo a dar clases; y por otro lado estamos muy agradecidos con la directora de la Escuela por habernos dado la oportunidad de enseñar.
En lo que se refiere a la clase del viernes en específico, hay unas reflecciones que quiero compartir. La primera es que me di cuenta que lo más importante de esta clase fue que nos volvimos a conectar con el lugar y los niños. Es increíble pero en tan sólo mes y medio que no estuvimos en el lugar perdimos bastante del sentimiento de "sentirse arriba de la ola" (Ya en otra ocasión escribiré sobre esto). Y no solo es no estar en el lugar sino que también desfasarse del avance de las estaciones. Es decir que nos encontramos con un lugar mucho más húmedo y sombrío que el que habíamos dejado. Esto, por ejemplo, se ve reflejado en la composta que debido al exceso de lluvias y poco sol ha perdido bastante calor y por lo mismo su consistencia esta más apelmazada, más lodosa. Esto debido también a que en ese tiempo no se le dio vuelta y por lo mismo se compactó. Por si fuera poco, durante las vacaciones se realizaron varias podas y aunque ya no se dejaron los grandes troncos y ramas en la composta (gracias a que ya habíamos hablado con la directora para que esto se evitara) todavía se siguieron dejando ramas de mediano tamaño. Ramas que nos estorbaron bastante cuando quisimos entrar al área con los niños. Por lo mismo, nos damos cuenta de que tenemos que seguir con el dedo en el renglón en este aspecto de cuidar de que no se tiren este tipo de podas en la composta porque este es uno de los principales problemas que pueden hacer una composta inoperante.
En lo que se refiere a la clase del viernes en específico, hay unas reflecciones que quiero compartir. La primera es que me di cuenta que lo más importante de esta clase fue que nos volvimos a conectar con el lugar y los niños. Es increíble pero en tan sólo mes y medio que no estuvimos en el lugar perdimos bastante del sentimiento de "sentirse arriba de la ola" (Ya en otra ocasión escribiré sobre esto). Y no solo es no estar en el lugar sino que también desfasarse del avance de las estaciones. Es decir que nos encontramos con un lugar mucho más húmedo y sombrío que el que habíamos dejado. Esto, por ejemplo, se ve reflejado en la composta que debido al exceso de lluvias y poco sol ha perdido bastante calor y por lo mismo su consistencia esta más apelmazada, más lodosa. Esto debido también a que en ese tiempo no se le dio vuelta y por lo mismo se compactó. Por si fuera poco, durante las vacaciones se realizaron varias podas y aunque ya no se dejaron los grandes troncos y ramas en la composta (gracias a que ya habíamos hablado con la directora para que esto se evitara) todavía se siguieron dejando ramas de mediano tamaño. Ramas que nos estorbaron bastante cuando quisimos entrar al área con los niños. Por lo mismo, nos damos cuenta de que tenemos que seguir con el dedo en el renglón en este aspecto de cuidar de que no se tiren este tipo de podas en la composta porque este es uno de los principales problemas que pueden hacer una composta inoperante.
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